El político y el ciudadano

Un ciudadano bien intencionado fue invitado a cazar un día por un avispado político. El político, de cuyo partido no quiero acordarme, se preciaba de ser un buen cazador, en realidad se preciaba de ser un "buen" todo. A poco de empezar la jornada abatió el ciudadano de certero disparo a una rolliza perdiz. Como era hombre de compasivo corazón quedó muy apenado por el triste ...destino de su pieza y ya no volvió a disparar otra vez.

El político lo intento una tras otra sin acertar ni a un burro si volaran. Atardecido ya volvían de regreso y al político le apetecía comerse la perdiz del ciudadano, pero no tenía excusa para conseguirlo, así que a pesar de estar prohibido, a los políticos esas prohibiciones no les importan, endiñó un escopetazo a un pobre búho que pacíficamente les miraba pasar por debajo de la rama desde la que vigilaba la aparición de algún rodedor nocturno.

LLegados a la taberna, que en estas lides hace las veces de cuartel general de los cazadores, el político instruía al ciudadano en los usos y costumbres del reparto de la caza. "Mira, decía, para que el reparto sea justo uno hace los montones y el otro elige. Así no puede haber trampa". No le pareció mal al ciudadano, un poco sorprendido eso sí, porque la cosa no era muy difícil. "Bien, siguió diciendo el político, elige entre estas dos posibilidades: tú te quedas con el búho y yo con la perdiz, o por el contrario, yo me quedo con la perdiz y tú con el búho". Ya iba a decidirse, cuando el ciudadano quedó perplejo por sus posibles opciones. "Un momento, a ver, repite" " Fácil, dijo el político. Yo me quedo con la perdiz y tú con el búho, o al revés, tu te quedas con el búho y yo con la perdiz ¡Tú eliges!".

 Rascóse la incipiente calva el ciudadano y dijo, " no sé como lo haces, pero a mí siempre me toca el los ojos redondos..."

 Así es la gente que nos gobierna, siempre empeñada en procurarnos las mejores opciones a los ciudadanos.