lunes, 23 de enero de 2012

AL OTRO LADO DEL TODO

Reseña publicada en el periódico LAS PROVINCIAS
                   
TIGRE  MANJATAN
Javier  Puebla
Novela, Ed. Algaida, Sevilla 2008, 344 pgs.

¿Qué he hecho yo para merecer esto? Suelen decir los que sufren en demasía las consecuencias de sus actos. Pero resulta que ante las dificultades, ante la sed acuciante, aceptamos pactos onerosos con demasiada facilidad, sobre todo si los hemos de pagar en un plazo que en ese momento de necesidad se nos antoja lejano.


 
Sólo en la obra literaria Fausto sabe con certeza que su vida y fortuna pertenecen a Mefistófeles. La obra que nos entrega Javier Puebla es provocadoramente todo lo contrario. Propone una forma de transitar por la vida intensa, hipnótica, irresponsable y sedienta. Para su protagonista, Mefistófeles no existe y la sabiduría y la prudencia son fruto de una experiencia que le es ajena, una información que sólo sirve para poner límites, evitar sendas arriesgadas, sufrir abstinencias profilácticas indeseables y, en definitiva, aceptar el mal menor para evitar una improbable debacle.  Arturo Briz, periodista y noctámbulo, se salta todas las barreras. Sexo, drogas y alcohol conduciendo a doscientos por hora en la M30. ¿No le parece excesivo?¿No puede resultar intolerable para la sociedad que deambule entre nosotros gente así? Le pregunto al autor. La respuesta es sorprendente: “¿Qué le importa al resto del mundo animal que exista el ornitorrinco?”

En Tigre Manjatan todo es excesivo. Hasta su atractivo es preocupante. La historia atrapa porque nadie en la obra hace lo que debe. Es la vida en la cara oculta de la Luna. Tiene placeres y penas que sorteamos con resignación quienes habitamos en la otra. Así, se convierte en un regalo para quienes nunca cometerán una trasgresión: en esta obra pueden vivir y sentir lo que les está vedado. No lean la contraportada, allí se dice que sigue la estela de los grandes maestros de la novela negra,¡mentira!, Javier Puebla los adelanta, los supera. Esta obra debe convertirse en el referente paradigmático del noctámbulo, el bebedor, no el borracho, el consumidor de drogas, no el adicto, el que practica sexo sin ninguna referencia al condón, el que, en definitiva, ha conseguido convertir cada instante de su vida en su objetivo, y a pesar de todo sobrevive. Al fin y al cabo, Arturo Briz es sólo un personaje y únicamente su autor, su Mefistófeles, puede escribir su muerte.

Los demás, por si acaso, si quieren una excursión por el abismo, contentenense con leer Tigre Manjatan.
 

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