TIGRE MANJATAN
Javier Puebla
Novela, Ed.
Algaida, Sevilla 2008, 344 pgs.
¿Qué he hecho yo para merecer esto? Suelen decir los que
sufren en demasía las consecuencias de sus actos. Pero resulta que ante las
dificultades, ante la sed acuciante, aceptamos pactos onerosos con demasiada
facilidad, sobre todo si los hemos de pagar en un plazo que en ese momento de
necesidad se nos antoja lejano.
Sólo en la obra literaria Fausto sabe con certeza que su
vida y fortuna pertenecen a Mefistófeles. La obra que nos entrega Javier Puebla
es provocadoramente todo lo contrario. Propone una forma de transitar por la
vida intensa, hipnótica, irresponsable y sedienta. Para su protagonista,
Mefistófeles no existe y la sabiduría y la prudencia son fruto de una experiencia
que le es ajena, una información que sólo sirve para poner límites, evitar
sendas arriesgadas, sufrir abstinencias profilácticas indeseables y, en
definitiva, aceptar el mal menor para evitar una improbable debacle. Arturo Briz, periodista y noctámbulo, se salta
todas las barreras. Sexo, drogas y alcohol conduciendo a doscientos por hora en
la M 30. ¿No le parece excesivo?¿No puede resultar intolerable
para la sociedad que deambule entre nosotros gente así? Le pregunto al autor.
La respuesta es sorprendente: “¿Qué le importa al resto del mundo animal que
exista el ornitorrinco?”
En Tigre Manjatan todo es excesivo. Hasta su atractivo es preocupante. La historia atrapa porque nadie en la obra hace lo que debe. Es la vida en la cara oculta dela Luna. Tiene placeres y penas que sorteamos con
resignación quienes habitamos en la otra. Así, se convierte en un regalo para
quienes nunca cometerán una trasgresión: en esta obra pueden vivir y sentir lo
que les está vedado. No lean la contraportada, allí se dice que sigue la
estela de los grandes maestros de la novela negra,¡mentira!, Javier Puebla los
adelanta, los supera. Esta obra debe convertirse en el referente paradigmático
del noctámbulo, el bebedor, no el borracho, el consumidor de drogas, no el
adicto, el que practica sexo sin ninguna referencia al condón, el que, en
definitiva, ha conseguido convertir cada instante de su vida en su objetivo, y
a pesar de todo sobrevive. Al fin y al cabo, Arturo Briz es sólo un personaje y
únicamente su autor, su Mefistófeles, puede escribir su muerte.
Los demás, por si acaso, si quieren una excursión por el abismo, contentenense con leer Tigre Manjatan.
En Tigre Manjatan todo es excesivo. Hasta su atractivo es preocupante. La historia atrapa porque nadie en la obra hace lo que debe. Es la vida en la cara oculta de
Los demás, por si acaso, si quieren una excursión por el abismo, contentenense con leer Tigre Manjatan.
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